sábado, 18 de octubre de 2008

Como están las familias de peruanos yendo alegremente hacia el Retiro, a pasar el día, están las parejas haciendo el amor en los bancos del paseo, demorándose, sin tocarse, entre la fiebre y el fulgor en este otoño benigno. Paseo sin rumbo por la feria de libros antiguos, compro un libro de Aldecoa y otro de Azaña. Si en España quieres guardar un secreto, escríbelo en un libro: Azaña dixit. Observo a estos abuelos, comiendo en su residencia. Hay uno con una bolsa de plástico en la que esconde un paquete de cigarrillos. Constato que como siempre, o como casi siempre, todos disimulan, todos fingimos, como si nunca hubiera sucedido nada. Pero bajo estos chopos hay ceniza, lo sé. Basta con detenerse a oír el rumor de sus huesos.