jueves, 21 de octubre de 2010

Curioso: a la ficción le pedimos que sea verosímil, a la realidad no, toleramos acríticamente que el guión no tenga ni pies ni cabeza.

Palabras del día: afán, escudriñar

jueves, 14 de octubre de 2010

Cuaderno de Lisboa

-1-
Se diría que la vida es una larga y monótona espera (no sabemos de qué o de quién). La vida como una sala de espera. Esta sensación se agudiza y se materializa en comisarías, aeropuertos, salas de espera médicas, etc.

-2-
Al entrar a comisaría, dan verdaderas ganas de declararse culpable. Cada vez que paso por un arco voltaico de seguridad, me sorprende que no suenen todas las alarmas, activadas por mi rubor.

-3-
Camino de Lisboa, en autocar. Hoy en día, los autocares (y las estaciones) parecen reservados a las clases más bajas: parejas de jubilados, inmigrantes, monjas, apenas estudiantes. No parece ser una cuestión económica, sino más bien de estatus o de acceso a la información, esas otras fronteras invisibles. Miradas desesperadas en los pasillos y rincones de la estación. Al contrario de lo que sucede en los aviones o en los trenes de alta velocidad, en los que la gente evita mirarse a los ojos, en señal de orgullosa suficiencia.

-4-
Moraleja de Enmedio.
Navalcarnero.
Méntrida.
Alcañizo.
Torralba de Oropesa.

-5-
Montes olvidados, moteles de carretera, acaso más reales que la realidad de cada día. Como estampas de un futuro en ruinas

-6-
Elogio del silencio

-7-
El límite, aún por llegar, nos condiciona aquí y ahora. ¿Sería mejor vivir sin límites? Al menos explorar la posibilidad de que se amplíen, se difuminen.

-8-
Almaraz
Trujiillo

-9-
Anoto en el cuaderno: temprano afán, deleitoso, y hermandad doliente.

-y 10-
Lisboa, a lo lejos, resplandece en la tarde como un pastel perlado

lunes, 11 de octubre de 2010

¡Apártalos, Amado,
que voy de vuelo!
Vuélvete, paloma,
que el ciervo vulnerado
por el otero asoma
al aire de tu vuelo, y fresco toma.
Mi Amado las montañas,
los valles solitarios nemorosos,
las ínsulas extrañas,
los ríos sonoros,
el silbo de los aires amorosos,
la noche sosegada
en par de los levantes de la aurora,
la música callada,
la soledad sonora,
la cena que recrea y enamora.

Juan de Yepes

lunes, 4 de octubre de 2010

Tras un partido en el Palacio de los Deportes


Decía Borges, que la derrota tiene una dignidad que la victoria no merece. El que no se consuela es porque no quiere, pienso yo. Más que de victorias o de derrotas, deberíamos hablar de éxito o de fracaso, no estoy seguro de que sean lo mismo. Por ejemplo, puedes perder un partido en casa, contra el eterno rival. Pero es un éxito congregar a 10.000 fieles cada noche, con el equipo que tienes este año. Es un éxito resistir en primera división, a pesar de que cada año tus mejores hombres se van a los equipos más ricos. Es un éxito defender la humildad, la creatividad, la libertad, la cantera, la imaginación, el respeto, el compañerismo, y hacerlo siempre con el máximo empeño. No es lo mismo ser el primero que ser el líder. El primero, desde la cumbre, no acierta a ver nada. El líder, el maestro, no sólo ve, si no que nos ayuda a ver, amorosamente, a lo largo de esta senda incierta. Quizá es pasión. O sólo demencia en un patio de colegio.