sábado, 22 de agosto de 2009

En uno de los cafés del puerto de Corcubión, cuelgan varios mapas marinos que describen con precisión todos y cada uno de los naufragios y hundimientos de barcos en la Costa da Morte. Por ejemplo, vemos que frente a Finisterre se hundió en 1937 un submarino republicano. O la historia del Captain, un barco inglés, hundido por un "temporal mediano". Murieron 470 personas, 18 se salvaron, llegaron con un bote a Finisterre: "estos marineros vieron cómo los derrotaba el mar de Finisterre". Más al norte, leo el nombre Gran Sol, un mar de resonancias literarias familiares. La mayoría de hundimientos los despacha el anónimo autor del mapa con un lacónico: "se abrió una vía de agua...y se coló".

El libro de los argumentos improbables (XV)

Escribir una novela que transcurra en un única escena y escenario, en un cafetería castiza del centro de Madrid. Alcoholes, palillos, y un lenguaje subterráneo al principio. Se titulará Los elegidos.
La mesa del café vibra. Y pienso en Heiselberg, y en el principio de indeterminación, e imagino decenas de átomos bailando desbocada y alegremente bajo mi taza. Pero no, únicamente es una zanja más que acaban de abrir en la calle. A este paso, pronto encontrarán el tesoro escondido.
En Santiago de Compostela, las piedras nos hablan, nos interpelan. Cada piedra nos cuenta una historia, nos trae su mensaje lítico a través de los siglos.

Propiedad conmutativa

Una catedral, un soneto, un bodegón, una sonata.
Es curioso. Recordamos cierta tormenta, algún eclipse de luna, un sol sin piedad, pero nunca recordamos el viento. Escribir un libro titulado La memoria del viento. Hacerme millonario inmediatamente pues todo el mundo lo confundirá con grandes éxitos de nuestro tiempo tales como La sombra de la Catedral, o El viento del mar. Es el único modo loable de convertirse en millonario: por error.
Empiezo aquí estos apuntes dispersos, provisionalmente sin título. Dudo entre dos posibilidades: "Apuntes improbables de viaje" o "Apuntes de un viaje improbable". Como todo escritor frustrado, debo proveerme del mejor material posible, libreta rayada recién estrenada, bolígrafo ultrafino. Así no habrá excusas.

En Chamartín, la España inmemorial se cita nerviosa en cada andén: monjas, familias gitanas, esforzados peregrinos a Santiago, una pareja de franceses tímidos, la chica de provincias que vuelve a su pueblo tras el primer año en la Universidad.

Ca-PI-cúa

domingo, 16 de agosto de 2009

El libro de los argumentos improbables (XIV)

Escribir un relato sobre un hombre que un buen día pierde para siempre todos los recuerdos que atesoraba, y de repente recuerda todas las cosas que había olvidado. Externamente no cambia nada, sus amigos y familiares lo reconocen, pero él no. Al cabo de unos días su personalidad ha cambiado completamente. Es otro. Otro cuya identidad ha tomado la forma de su olvido.
La ignorancia tampoco ocupa lugar.

Gramática parda

Es agosto, un calor infernal sofoca la Gran Vía. La mujer sale de los famosos grandes almacenes. El marido la esperaba fuera. Ella le espeta en voz alta: "¿Qué haces aquí al solitrón?". Y acierta, el hombre está solo, muy solo (solo entre una multitud de paseantes, curiosos, parados, turistas).Y además está bajo el sol, bajo un sol de justicia como dicen los cursis amantes de los tópicos. Solitrón. ¿Por qué me esperas aquí, al solitrón?