sábado, 25 de julio de 2009

En la Casa del Libro, el orden alfabético ha unido a Joyce con Kafka, mientras dos estanterías más arriba, se publicita lo que presumo debe ser un nuevo escritor: Jenofante.

Afuera, en la terraza del Comercial, aspirantes a escritores, de provincias, guardan en carpetas gastadas su primera novela. Tienen todos un aire grave, benetiano, la mirada herida. Estos ancianos treintañeros persisten ingenuamente en la tradición inveterada de los desviados, de los que aspiran a salvar el mundo e invertir el curso de la vida, siempre mucho más vieja y más sabia.

domingo, 12 de julio de 2009

El libro de los argumentos improbables (XIII)

Escribir un cuento oscuro, sobre 2 periodistas (un fotógrafo y una articulista), invitados a visitar Noruega por el ministerio de turismo de dicho país, con el objetivo no disimulado de que glosaran en sus respectivos medios de comunicación las innumerables virtudes locales. La gratuidad del viaje propicia las complicidades, las primeras risas, la nariz de una periodista budista, vegetariana e italiana que les acompaña. El fotógrafo se enamora irremediablemente de la articulista. Ella muestra una resistencia misteriosa, ambigua, a la vez que ofrece varios gestos equívocamente esperanzadores. Una tarde, después de comer en un aislado restaurante de carretera, en medio del bosque, la articulista va al baño, una pequeña cabaña adjunta de madera. Dentro del baño una serpiente gigante, gritos, confusión...hasta que uno de los clientes del restaurante, un tipo de proporciones vikingas, aparece con un cuchillo y le corta la cabeza a la serpiente. Vergüenza tácita del fotógrafo, silencio mortal en el viaje de vuelta.
Si todo va bien, como todos los años, seleccionaré cuidadosamente los libros que me llevaré de vacaciones y que, pese a los buenos propósitos, no tendré tiempo de leer.